Todo comenzó en el siglo XIX. Las facilidades que otorgaba la política inmigratoria iniciada por el gobierno en 1821 y 1822, posibilitó la introducción de familias de colonos extranjeros. En 1824, el ciudadano escocés Guillermo Parish Robertson propuso al gobernador Martín Rodríguez la formación de una colonia compuesta por "súbditos británicos", que recibirían tierras en forma perpetua. El Ministro Rivadavia aprobó la solicitud. Así, en 1825, arriban a Buenos Aires 250 escoceses.
Los hermanos Robertson adquieren tres chacras que lindaban con una de sus propiedades en las lomas para crear la colonia. Ésta, con un total de 6.500 hectáreas de diferente utilidad, prosperó notablemente a través de actividades ganaderas, cultivo de frutales y cereales, desempeñadas no sólo por inmigrantes extranjeros sino también por un importante número de nativos.
La decadencia de la colonia no tardaría en insinuarse a raíz de la carencia de ayuda del Estado, conflictos internos y una crisis económica que castigaba a la provincia, motivos por los cuales se produjo la dispersión de los colonos. Casi medio siglo después se creó la Escuela Práctica de Agricultura de Santa Catalina, predecesora del Instituto Fitotécnico de la Universidad de La Plata, que funciona hoy en el mismo lugar. Por este motivo se creó el día de la enseñanza agropecuaria.
La primitiva chacra de Santa Catalina y el paraje en que se hallaba el casco principal de la colonia, siguen dentro del perímetro del Partido de Lomas de Zamora.
La actividad agropecuaria siempre ha ocupado un lugar preponderante dentro de la economía de la Argentina. Desde los orígenes de nuestra historia fue y será el motor impulsor del desarrollo económico regional y nacional.